viernes, 8 de junio de 2012

TAMBIÉN ES DE HOMBRE EQUIVOCARSE...y no decirlo

HAGAMOS UN POCO DE NUMEROS



Para vos botija chico, que pensas que esto son un montón de rueditas de los hot weels,
 te decimos: NO! es un ábaco...con el, nos
torturaban hasta que aprendiéramos esas cuentas de mierda que hoy haces
mientras estas en Facebook... 
- 3     Son los años que el 8 de agosto cumple este blog  


- 195 son los días que nos separan del ultimo post que haya engalanado este detestable blog 


- 187 Son las veces que los meteorólogos se terminan metiendo el Barómetro en el ojete...




- 116 Es el que agarra por 18 hasta ciudadela...


- 15   Son las copas America conquistadas por Uruguay       


- 14   Los amigos que tengo en Facebook...y de verdad conozco


- 13   Es (en porcentaje) el crecimiento del ideal: "miralo a ese, para mi que nos va a afanar...mira cruzó!" 


- 12   Son los años que le tendrían que dar al turco Abdala por subir los vídeos que sube a youtube...


- 11   Son los jugadores de la mas linda...la mas hermosa...¿como sigue?


- 10   Son los años del quincuagesimonoveno hijo de este FENÓMENO...Fernando "la pongo hasta dormido"   
         Lugo


Los últimos 10 segundos me los voy a tomar para presentar una nueva columna en este blog...ah! y una de las producciones del turco...2 x1...
http://www.youtube.com/watch?v=_jTHi1iGFn4&feature=results_main&playnext=1&list=PL0AE1937E53A6B7B9



La Columna DiSlOcAdA
EL BABY FUTBOL Y LA ESCALERA AL CIELO
  Por "El Viejo Loco"                                             


“Cuando sea grande quiero ser doctor” respondió Juancito cuando la maestra norma le pregunto acerca de su futuro.

“¿Y vos Martincito?” siguió preguntando la docente, visiblemente interesada en el futuro de sus alumnos: “Cuando sea grande quiero ser anestesista” respondió Martincito, influenciado la posibilidad de rascarse las pelotas un par de meses debido al poder de su sindicato, algo que la señorita Norma supo reconocer y felicitar: “Hay que tener huevos para elegir medicina en estos días Martincito…”

Así fueron pasando los compañeritos, uno quería ser abogado, para poder ponerse un traje y con aires de sabiduría superior abusar legalmente y aprender infinidad de vericuetos legales para zafar de alguna que otra investigación por fraude fiscal; otro quería ser estanciero, para poder hacer un mango, volcarse a la política, llegar a senador, simular interés social y preocupación por la salud con el único fin de tener un parking gratis y salir en la tele; otro quería ser sacerdote, pero cuando la maestra le explico que el abuso sexual no era parte de la formación desistió de su idea; De esta manera, uno por uno iban pasando hasta que le tocó el turno a Robertito…

¿Y vos Robertito? Pregunto la maestra: “Yo quiero se jugador de fobal” respondió Robertito, y toda la clase hizo un silencio profundo.

¿Porque?, Pregunto la maestra, “Porque papa dice que si llego a jugar en algún lado, manda el laburo a la vieja fea de mi mama al carajo y se va conmigo de…como se dice… ¡representante!”.

Y es así, la mera posibilidad de que ese niño que hoy juega en “abejas” (en la época en que uno participaba del baby futbol,  las categorías tenían inexplicables nombres de animales) llégue a triunfar en el mercado de pases internacional, lo convierte en un importante activo comercial no solo para los padres (que son capaces de no ir a trabajar o no dormir, con tal de que ese niño aprenda a pegarle con las dos piernas) sino también para otros padres, que hacen el esfuerzo sobrehumano para que ese niño valla con el suyo a cuanto cumpleaños hay, soñando con que gracias a compartir el mismo vaso o la misma aguja, el suyo también pueda moverla.

Así fueron pasando los años, Robertito cumplió 15, le pega de zurda y de derecha, tiene resistencia para jugar un partido en Bolivia y entra a jugar en la 5ta de Platense, todo gracias a que papá nunca perdió las esperanzas de que el fuera a llegar a ser un jugador de primer nivel.

Pero la suerte de Robertito tomó un giro insospechado. Seguramente seducido por su inteligencia, este pequeño púber conoció en la puerta de La Bamba a una chica de 16 años.
La charla fue corta. Ella le contó que trabajaba desde los 14 como “bailarina” en un pub de la ciudad vieja, y que solo con mirarlo, veía en Robertito a un futuro crack del futbol mundial y sobre todo, del mercado de pases.

Robertito no era consciente de que estaba siendo víctima de un simple “filo”, así que siguió…
Con el tiempo, empieza a ir cada vez más seguido al boliche en donde su amor bailaba, y empezó a observar que algunos señores que iban a ese lugar (el “trabajo” de Laurita), que andaban con las mismas camisas y cadenas que papá, pero que al parecer no eran representantes de futbol, sino “representantes de bailarinas”.

 Así, Robertito hace la lectura correcta de la situación y llenando de orgullo a su familia y amigos, decide comprarse una camisa floreada, un pantalón de pana verde y dos cadenas (como no le daba el presupuesto para las de oro, las compro enchapadas a un peruano muy simpático en la ciudad vieja)  con la plata que le daban para viajar a practicar, y empieza a ir al pub con un manguito para repartirlo entre las amigas de Laurita.

Aunque parezca increíble, Robertito ya tiene 18, mandó a cagar al técnico del glorioso Platense (quien gracias a la plata de los boletos, estuvo solventando todo el negocio) y dejó el futbol, ahora tiene dos minas en un apartamento en la ciudad vieja, otra en Asunción (República del Paraguay)  y una boca de pasta en “La Boyada” (donde gracias a los datos proporcionados públicamente por el Ministerio del Interior y según sus cálculos, el mercado no esta tan explotado y las posibilidades de expansión son importantes),  lo que lo transforma en, como diría el interminable Julio Toyos, en uno de los “cafilios” de aquel pub que lo vio nacer.

A los 22 no camina más, se compró una Chevrolet Captiva, dos minas en la zona sur de Italia, una estación de servicio (mantenemos la dirección en el anonimato para evitar cualquier tipo de coincidencia) y contrató a Martincito (aquel niño que quería ser abogado y garcar a medio mundo) para explotar sus dotes de enemigo del sistema por que la DGI y el IRPF lo tiene de las pelotas.

A pesar de que aquella carrera de futbolista se fue al joraca, le abrió las puertas y le permitió llegar a lugares y conocer gente que nunca hubiera podido conocer, y ¿todo gracias a quién? Si señores, al baby futbol, ese conglomerado de instituciones que lo relego al más grande de los fracasos como jugador de futbol, pero le presento un mundo de camisas floreadas y trolas de boliche, del que nunca querrá salir.

Salud Robertito, mandá la vuelta…

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